miércoles, 29 de julio de 2009

La banquita aquella


No creí volver a verte
en la banquita de la plaza aquella
cunita de piedra de sueños nuestros
testigo mudo de secretas ideas.

Te miré triste, sufrida
con el pensamiento quizá
muy lejos de este tiempo.
Asomaste derrotada y serena
cansada de andar tras quimeras.

Te pensé extinta, olvidada
pero al mirarte asomo el llanto.
Estabas en esa mi banquita
la que muchas veces fue mi espacio, mi asilo
para así huir en silencio del fastidio,
hacía esos tus recuerdos.

Quise echarte de mi amparo, mi refugio
mas me raptó la compasión, la misericordia.
Te acordaste de la banquita
la que un tiempo fuera nuestra.

(En Cajamarca, muchos años después de un 5 de abril).