jueves, 30 de julio de 2009

Misericordia


Bésame por piedad Dios,
en el infierno mismo de mis lamentos.
Asesina sin demora maldiciones
que se agitan siempre en mi garganta.
Arráncame el corazón ennegrecido
al punto más lejano del universo.

Borra mi nombre, cambia mi historia
que agotado estoy, humillado vivo,
que mi soledad se torna olvido
y el olvido solo es otra forma de vivir fallecido.

Asílame en tus brazos cuanto antes
y déjame llorar mis ácidas lágrimas
sécame el sudor expiatorio
...destruye mi hiriente corona
y lleva tú mi cruz, porque no soy un Cristo.

¿Por qué me dejas habitar el mundo?
si me duele el rostro con la sonrisa
y las manos atacan con el saludo.
¿Por qué tienes fe aún en mi?
Si la rosa siempre es rosa
si el dólor siempre habita en mi.