a la luz de un farol
secundado del viento y las estrellas.
Escribo desde la celda fría de mis lamentos
Convoco lo más sesudo de mis argumentos
pluma en mano conjuro versos
y mi boca que febril proclama
se anticipa siempre aciaga
ahogando gritos sangrientos del alma
Si no fue amor: ¿Qué sería?
Si no fue odio: ¿Por qué la venganza?
El dolor ciega la mirada
y un lucero agoniza conmigo a lo lejos
El sonido del silencio espanta
y el grito de la soledad, la razón turba
tan igual como el vacío de tu alma
tan letal como el antro de tu boca
Maldita soledad, infernal silencio
jamás nunca en mi compañeras gratas
como tus aromas, tus sonidos
como tus colores, tus recuerdos
memorias que calcinan mi ser, mi calma.