viernes, 20 de enero de 2012

Para quien ahora rapta mis neuronas

Hola a todos y especialmente tú, si tú mi novia (espero aún)…
Hace unas semanas atrás, cometí uno de los errores más groseros, echo que traté de subsanar escribiendo por este medio, una proclama de disculpa, a carta abierta y cabal, de quien pronuncia hacia la Hermana Rodríguez. Un clavo saca otro clavo y si una vela s ...e apaga otra se mantiene encendida reza de diferentes maneras en las distintas sociedades de este planeta ambos estribillos.
Por otro lado tengo y sufro un amor santo padeciendo en los últimos días, un amor en cuarentena, nacido entre espinas y no hay calmante alguno. El silencio es una calamidad una vorágine de angustias, odio, furnia, impotencia y hastío, mientras se anidan todos entre mi cerebro y mi pecho y es mi garganta quien desea escupirlos.
No puedo, no deseo ser tan protocolar, pero admito que al leer siempre tú, lo que escribo con vehemencia quizá insana, quizá impertinente ofusque tu tolerancia y paciencia. Admito ser díscolo, extrovertido, anacoreta, cavernícola defendiendo con pasión y vehemencia mis ideas, muchas ya dispares de  mi ahora oscurecida esencia, pero así soy yo, siempre voy tras lo que quiero, no me gusta la derrota, soy combativo aunque lamentablemente por donde pase no vuelven a crecer las rosas, y por desgracia el más bello jardín que representabas se queda sin primavera y las rosas frescas que poseías pierden sus pétalos como consecuencia de ir arrancando una tras otra, son lágrimas que una vez caídas no volverán a dar color, belleza, aroma, no serán más sonrisas ni ternura. Me anticipaste muchas veces, pero altivo y esquivo fue águila que no caza moscas por volar alto y sin saber hasta ahora que eres el amor que siempre estuve tentándole a la vida y reclamándole a Dios. Conoces mi norte y mi sur, mis miedos, mis iras, mis mitos y mis leyendas incluidas mis furias, sé que te cansaste de tener que someterme para tenerte tan solo un minuto a tu lado, pero así te hiciste fuerte, lograste ser mi domadora y yo sin querer admitirlo, no por ciego sino por necio, por no ceder a tus encantos o derrotar mi miedos, soy un rey que se quedo sin reino y vivo esclavo de quien aspiro sea siempre mi reina, mi esposa, mi amiga, mi domadora, aquella que con una sola mirada le da respuesta a lo que estaba pensando, me conoces tanto que sueles ser más de una vez un excelente espejo donde puedo ver mis taras y virtudes.
Lo pasado, pasado es y no vivo de recuerdos, divagando entre lo que fue y pudo ser, no vivo con dudas en el cerebro, siempre tomo al toro por los cuernos y aunque sea yo el que pierda prefiero eso a vivir como un enano mental tratando de dar respuesta a preguntas que jamás serán respondidas por quien ya no ocupa lugar en mis sentimientos. NO tienes competencia, no deseo quedarme solo viendo morir los planetas que juntos creamos y las estrellas que matemáticamente ubicamos pierden luz y los cometas se extravían no se donde. Me quede adicto a ti, a tu ternura, tu humildad y sabiduría, tu magia y tus misterios y no por eso oscurantista, eres mi mejor complemento, eres el verano a mis inviernos.
Lamento no poder entender nunca tus celos, pero soy yo quien los parí y los sobrealimente, no hagas o hagamos una eutanasia de todo esto, aún hay mucho que vivir, aún deseo pedir tu mano y vestirte de blanco, mis manos siguen blancas (aunque algo callosas por el trabajo), pero sanas y fuertes moralmente, para ampararte, protegerte y suaves para acariciarte, sin que lo pidas.
Todo mal se repara hasta donde es posible y ésta epístola desboca desde el fondo del alma, solo es parte del proceso, proceso que tan solo tú y yo entendemos…
Al concluir, me confieso enamorado, tu sumiso esclavo y voluntarioso rey, te amo.
Pacoswaldo