En ésta quieta noche de marzo
me naufraga el sentimiento,
en una lágrima que se la lleva el viento.
Testigo mudo de mi agonía
ésta luna quieta que nos acompaña.
Miro al norte con ansiedad de infante
tratando de ver llegar tu arribo
mientras muere junto a mí
la esperanza fatua de pronto verte
Cómplice de mi nostalgia
éste poema, sin edad y sin tiempo
esputado desde el fondo de mí lamento
escrito con dolor de pordiosero,
aquel que toca siempre la puerta de tu recuerdo
De otro eres. Malditamente de otro.
Tiene la paz y la calma que me robaste
tu cuerpo y tu aliento
tus pasos y tu destino
pero tu pensamiento y tus palabras
siempre vienen a visitarme…
domingo, 20 de marzo de 2011
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