jueves, 16 de julio de 2009

Lucila



Cómo quisiera ser el niño aquel
que con rosa en mano
caminó hasta el portal de tu casa
y con voz perdida en la garganta
pidió cita para poder verte.

Cuánto quiero regresar en el tiempo
y vivir otra vez mis errores
para levantarme más prontamente,
para no dejar ir el tiempo,
para salir tras de ti y gritar: "Te amo".

He vuelto a la tierra
de la que un día partimos
al senderito mágico
testigo mudo de nuestra púber novela
hermano fiel, de nuestra secreta cita
y la dolorosa despedida...

Ya tus pasos no son del camino aquél
por donde juntos muchas veces transitamos...
No sabes tú cuánto pesa tu nombre en mi historia
no sabes, no sabes, no sabes...
No. Ya no sabrás nunca del menudo poema
que una mañana de diciembre, me regalaste.

Miro atrás desde la ventana de mis recuerdos
y un susurro indiscreto me incita anunciar tu nombre.
Oteo con ternura y pureza de padre
y una lágrima esquiva delata
el amor que en el alma me sembraste.

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