domingo, 2 de agosto de 2009

Fue por la madrugada y no me acuerdo


Serena como tímida
me anticipaste no comentar mi hazaña
sangrarme los labios con mis palabras
al inscribirme en tu vida,
en callar yo y la cabaña.

Abrasabas la cama derritiéndote en ella
tus manos pidiendo amara tu cuerpo
y las bocas declarando el deseo,
cuando rechaza tu vulva cosa extraña.

Me pediste el silencio de mil tumbas,
en una noche que rompió el alba.
Mujer piel ebúrnea,
deliciosa carne, jamás verdaderamente estrujada.

Tus ojos perdieron la mirada
revoloteaban cisnes en mi cuello
al momento de lactarme tus pechos.
Avivando el juego, tu vientre se estremecía,
se contorsionaban tus caderas.

Tanto que contar y callar.
Alguien preguntó tu nombre
mis labios lo olvidaron.
… fue por la madrugada y no me acuerdo.

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